miércoles

Hoy el tren iba tan rápido que casi no podía soportar la presión del viento. El cielo tronaba y se estremecía arriba, negro y premonitorio, me paré a tientas sobre el último escalón y esperè pasar por el puente de siempre, el punto más alto de las vías justo a la altura de la estación de Sarandí. Lo ví aproximarse imponente y enorme y me sostuve de la puerta con una sola mano, me estiré entero para sentir el cuerpo lo más lejos del vagón posible y así, en esa posición estúpida e imposible, con un pie sobre la nada y el otro apoyado apenas en el borde del estribo, respiré profundo y cerré los ojos cuando escuché el vacío. Un paso más y capaz me hubiese llevado para siempre lo que tanta falta me hace en estos días, la satisfacción de sentirme libre (de mí) y el vértigo de estar (de sentirme!) vivo.

3 comentarios:

cebollita de verdeo dijo...

Ay, es horrible lo que me acaba de pasar.. iba a decir algo, pero como SIEMPRE algo pasa y me olvido.
Cuando recuerde, volveré a comentar.

Lucho´s dijo...

Si no hubo ese "paso mas" por algo habra sido, pensalo, quiza la libertad que buscas no esta presisamente ahi, pensalo.
No todo es tan terrible como nos imaginamos.

Beso enorme.

malditaprimavera dijo...

tendria que hacer eso, pero trenes aca no hay, tendré que optar por algo semejante, para sentirme un poco VIVO.