
Estos últimos tres días estuve en Mar del Plata, las vacaciones ya estaban planeadas mucho antes de que se me pasara por la cabeza renunciar al trabajo así que no tenía sentido cancelarlas. No tengo ganas de contarlo todo pero creo que fueron las mejores vacaciones que he tenido hasta el momento. Apenas llegué a Baires otra vez me conecté y tenía un mail de la gente de Hotmail diciéndome que habían querido cambiar la contraseña del correo, alguien intentó entrar en mi mail. No se si pudieron o no pero el nick del msn no era el mismo así que supongo que sí lo hicieron. Cuando pasan estas cosas me da bronca y después siento tristeza y miedo, por qué querría alguien hacer algo así? Por qué a la gente le causará tanta curiosidad la vida de los demás? u.u Hasta ayer había estado intentando encontrar un nombre para abrir un nuevo fotolog pero creo que me voy a quedar con ésto (el blog) que no es más seguro ni mucho menos pero es mucho menos público. Fuera de todo eso debo que decir que tengo mucho miedo. Me genera mucho vertigo buscar trabajo otra vez y la verdad es que a veces necesito un motor para hacer las cosas, un incentivo. Y ahora no lo tengo. Me estoy paralizando en muchos sentidos y la sensación de quedarme atrás de todo es terrible. El sábado fui a PinUp, creo que el boliche gay más conocido de Mar del Plata (no sé, capaz me equivoco) y entre toda la gente me choqué de golpe con la mirada de un chico. A primera vista me pareció conocido y pensé que me miraba por eso. Traté de ubicarlo en el fotolog, revisé mentalmente muchísimas fotos tratando de localizarlo pero no hubo caso, no pude relacionarlo con nada y aún así me siguió pareciendo conocido. Lo miré mucho y cada vez que se me perdió de vista lo busqué otra vez para devolverle una mirada. Tuvo que pasar un tiempo larguísimo para darme cuenta de que en realidad no lo conocía, era igual (idéntico!) a otro chico que si conozco, el vendedor de un local de ropa que tengo cerca de casa que me mira cada vez que paso y se ríe. Creo que hasta tenía la misma gorra verde militar, dejavú. Lamentablemente cuando llegué a esa conclusión el chico ya me gustaba, conocido o no, y ahora lo miraba para hacérselo saber. Estaba con los amigos y de vez en cuando se reía con ellos, se movía un poco y cuando se chocaba con mis ojos se ponía serio, como si de pronto lo atacara un golpe de pudor. Pero seguía sonriendo, con la cabeza gacha y la cara roja. Quise acercarme con la excusa del fotolog porque aunque ya sabía que no lo conocìa de ahí era la mejor manera de acercarme que tenía, una vez hecho el primer contacto todo sería más sencillo. Pero no pude, me paralicé tanto que me pasó por al lado dos veces y no fui capaz de tocarle el hombro y hablarle. Le hubiese dicho tantas cosas que seguro al final no le decía nada y quedaba como un idiota, le quería decir que si me iba sin pedirle el teléfono o el mail me iba a arrepentir mucho después. Y así fue, por supuesto. Salí del boliche con Gaby y no se lo dije, pero tenía tanta impotencia y llevaba una decepción tan grande que no me cabía en el cuerpo. Nos acostamos y me quedé despierto hasta muy tarde escuchando el viento afuera romper contra los edificios. El tiempo sigue pasando y el problema no es que avance, el problema es que me está arrastrando, me está llevando con una soga al cuello y la soga insiste, no deja de apretar fuerte. Cada día un poquito más.
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