martes

Siguen apareciendo de vez en cuando los fogonazos de luz y los flashes.
De esos que seguís viendo con los ojos cerrados porque se te quedan grabados del lado de adentro de los ojos, aunque hayan nacido y un latido después se hayan muerto.
Lo bueno es que ya no vienen siempre de una misma persona.
Lo malo es que todos son fugaces. Lo liviano de la ceguera dura poco.
No queda otra que cerrar los ojos y mirar los recuerdos.
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Quiero recuerdos nuevos.

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