Hoy volví a ver a los chicos con uniforme de colegio en la vereda de enfrente. Algo debió haber pasado en estos días porque la distancia reglamentaria se convirtió en un toqueteo de media hora. Traté de no parecer un psicópata mirón pero cada vez que miraba para otro lado sentía un anzuelo en los párpados tirándome de los dos ojos hacia ellos. Acomodé mis cosas, conté dinero, puse las lapiceras en su lugar, tarareé algo haciéndome el que acomodaba papeles. La última vez que giré para mirarlos me choqué de frente con la mirada de ella y estaba oscuro pero yo creo que me sonrió. No volví a mirar.
Recién venía en el tren y pensaba en lo raro que es imaginar que ahora, en estos momentos, quizás hay un desconocido en su casa escribiendo sobre nosotros, sobre un momento de su día del que fuimos protagonistas, y no lo sabemos.
Recién venía en el tren y pensaba en lo raro que es imaginar que ahora, en estos momentos, quizás hay un desconocido en su casa escribiendo sobre nosotros, sobre un momento de su día del que fuimos protagonistas, y no lo sabemos.
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