El perro de la calle no entiende que el que un día al pasar lo acaricia después evita el apego y lo echa. Que no se queda, que no es hogar. Ni beso en el lomo. Ni dueño.
Hace 3 años.
Le pido a Dios que me aplaste, que me rompa en pedacitos y que me deje volver a empezar.
2 comentarios:
Pero a veces, solo a veces, alguien nos rescata...
Y otras veces, sólo a veces, uno se vuelve como un lobo estepario
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