jueves

Díptico Parte I

Dije que era un minuto. Les dije a todos que que volvía enseguida y me alejé con cuidado del comedor. Gabriela me miró con cara de te conozco y de a mí no me engañás y creo que cuando le devolví la mirada de alguna manera le dí la razón. Ella lo sabe. Me acomodé un poco la camisa, me hice el que cantaba y salí a buscar refugio en el balcón. Estás bien? Sí, sí. Todas las voces y la música y las risas intermitentes rebotaban adentro como en un estanque, cerré la puerta y respiré tan fuerte y tan hondo, procuré llenarme tanto de aire, que el pecho no soportó la presión y me dolió. O quizás ya me dolía de antes, qué se yo. Hacía un poco de frío, tomé la cerveza caliente que me quedaba en el vaso y lo tiré al vacío. No lo ví caer, me quedé un rato largo mirando los edificios y las luces de la calle, la gente que pasaba. La nada.
Reconocí su perfume apenas se abrió otra vez la puerta del balcón, no tuve que mirarlo para saber que era él. Necesitás algo? No le respondí, y él no volvió a preguntar. Se apoyó al lado mío en el balcón y los dos miramos hacia las mismas nadas, los mismos edificios, las mismas luces, la misma gente que pasaba. Me hace muy feliz que estés acá, sabés? Le dije sin mirarlo. Y otra vez hicimos silencio. Me pasó la mano por la espalda, se apoyó en mi hombro y lo escuché sonreir. La calma.

2 comentarios:

Ronan dijo...

Exquisito relato Ken :)

Unknown dijo...

la cerveza caliente merecia q la tiraras al vacio...
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