Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?
...
Le pido las palabras prestadas a Julio. Yo sigo sin poder escribir.
Le pido a Dios que me aplaste, que me rompa en pedacitos y que me deje volver a empezar.
2 comentarios:
A veces, quizá, no queda nada por decir. Tan solo contemplar y llamarse a silencio.
Y está bien que así sea.
De la experiencia te digo... a veces está bueno no poder escribir, ni poder expresarse bien; después se junta todo y salen muy buenos resultados. Espero qe pase pronto igual!
Hace mucho qe no leia tu blog. Suerte!
Publicar un comentario