Me paré entre aquellos enormes cestos de basura repletos y me causó un poco de tristeza la analogía.
Después me reí.
Y volví a ponerme serio.
Todo casi al mismo tiempo.
Le pido a Dios que me aplaste, que me rompa en pedacitos y que me deje volver a empezar.
1 comentario:
¡Has vuelto! Qué alegría, sigue escribiendo, por favor :)
Publicar un comentario