domingo

Me pasa una cosa de lo más extraña. Si sucede que salgo y estoy muchas horas fuera de casa, cuando vuelvo la casa nunca huele a mí. A veces sólo estoy afuera un rato y esos momentos son los más curiosos. La casa parece expulsarme, como si esperara a que la deje y se exfoliara las paredes y los pisos y los muebles completamente de mí. Rapidísimo. Con mis cosas adentro y todo. "Salgo y cuando vuelvo la casa siempre huele a vos" le digo a Joni. Y él se ríe o simplemente le parece un comentario sin sentido, totalmente olvidable. Y es verdad que enseguida hablo de otras cosas un poco más cuerdas y me lavo las manos y me hago un café. Pero la sensación de la casa ajena se me queda pegada largo rato en algún lugar entre la boca y la nariz y la saboreo hasta que me cepillo los dientes, antes de irme a dormir.

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