
La clave está en hacer todo lo que puedas sin parar, si dejás de moverte perdés. Entonces te levantás, te cepillás los dientes, te hacés el café y mientras lo dejás enfriar un poco cambiás de canal una y otra vez en la tv, lavás las tazas y algunos vasos que quedaron de ayer. Barrés, hacés la cama y volvés a barrer. Hace días que el ventilador no gira, lo destornillás y lo abrís, lo sacudís, le ponés aceite (?) y ya que estás sucio aprovechás y hacés lo mismo con el viejo televisor. Te bañás, te ponés un poco de gel y te peinás, te exfoliás la cara y te afeitás. Sacás a pasear a la perra, tomás un helado, mirás las vidrieras y preguntás precios de cosas que en realidad sabés que no vas a comprar. Volvés a la casa cuando ya casi anochece y te tirás en el sillòn pretendiendo estar agotado. Qué día perfecto, no paraste, le ganaste, no pensaste ni un sólo minuto en él. Y ahí en ese instante sabés que estás acabado, que no fué suficiente, estará limpia la cocina? Algo más vas a tener que empezar a hacer.
1 comentario:
no no
siempre ganan ellos
siempre
lo peor es que ni siquiera necesitan distraerse
y uno se desangra por más que no quiera
Publicar un comentario