miércoles

Las flores invisibles.

Anoche fui a ver la obra de Fede en el teatro Del Nudo, una sala de teatro zambullida incoherentemente bajo el piso de una librería, en plena avenida Corrientes. Llegué tarde como siempre, compré las entradas apuradísimo y me metí corriendo en la sala oscura tratando de no matar a nadie. No digo matarme a mí porque eso en realidad hubiese sido estupendo, qué final más célebre que con el cuello roto en medio de un teatro repleto de gente? Me senté en cualquier lugar y resultó ser bastante agradable todo, el lugar, el público y la obra. Fede apareció más tarde y me estremecí en silencio agarrándome con fuerza de la butaca. Yo sé que no lo hizo, pero durante toda la obra le sonreí enormemente a lo lejos por las dudas que me pudiese ver (IDIOTA) El amor otra vez en todos lados, desboradándose sobre el escenario, y yo otra vez identificándome con el personaje más boludo, un tarado que pintaba flores en el aire y se las regalaba a gente que no las aceptaba porque no las podía ver. Quién me podía haber dicho que unas horas más tarde iba a estar viviendo la misma obra en carne propia, esta vez metido en un bar rodeado de gente que me hablaba en chino (no literalmente, es una manera de decir) y yo regalándole flores invisibles a quien no las podía ver. Pero no debería sorprenderme, estas cosas me pasan sólo a mí. A las dos horas salí del bar de la misma manera en la que llegué un rato antes al teatro y bajé por avenida Córdoba lo más rápido que pude hasta hacerme humo sobre la línea del horizonte. Caminé sin parar como hago cada vez que quiero morirme o que me mate algún ladrón drogado con cara de asesino serial convicto, pero no podría tener tanta suerte. Lo único que logré fue llegar al obelisco muerto (pero de casancio), subirme al colectivo y llegar a casa con unas ganas tremendas de meterme en la cama y volver a ser el de siempre. Me pregunto cuánto tiempo habrá esperado el tarado de las flores invisibles hasta encontrar a la persona con la capacidad de verlas...y cuánto tiempo me tocará esperar a mí.

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