Nadie posee nada. Para poseer algo es preciso desnudarlo, apoderarse de su centro y tener un espacio donde protegerlo. Nadie puede, para poseer una rosa, desvestirla de sus pétalos y retener su fragancia. Las manos del hombre son siempre manos vacías. Tal vez nuestro ejercicio fundamental consista en aprender a amar y escribir con las manos vacías. - Roberto Juarroz.
Hace 5 años.
2 comentarios:
Hermosa reflexión.
A pesar del por qué, es agradable saber que volviste a "pedirle a Dios que te rompa en pedacitos y te haga empezar de nuevo".
Un beso
Te extraño
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