Besito mi amor, le dijo Esteban y se mordió la boca con los ojos enormes sorprendido de sus propias palabras, asustado de él mismo.
Qué dijiste? No te entendí.
No nada, besito, hablamos mañana.
Dale dale, besos.
Chauchau.
Le pido a Dios que me aplaste, que me rompa en pedacitos y que me deje volver a empezar.
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